Un instante del montaje "Gris.... tirando a negro" ofrecido durante esta Feria por el Taller de Teatro de Zújar
Menuda sorpresa. Esa fue la expresión general del público ante esta apuesta por el musical, con diálogos, guiños de cine, divertidas coreografías y música, mucha musica. Un público que ha respondido llenando las localidades ante el escenario erigido en el patio del Colegio Santo Ángel de Zújar, para comprobar la faceta interpretativa y las capacidades para la danza de los componentes del taller embarcados en esta aventura: "Gris... tirando a negro", con una buena puesta en escena y un escelente trabajo.
Este montaje del Taller de Teatro de Zújar se basa en uno de los iconos de los años 70: "Grease". Muy pocos de los espectadores sabían que, antes de ser película (Randal Kleiser, 1978) fue un musical creado en 1971 por Jim Jacobs y Warren Casey. Musical que, como la película, contaba las peripecias e inquietudes de un grupo de alumnos de un insituto estadounidense (Rydell High School) ambientado en los años 50, con la esfervescencia del amor en la adolescencia, las carreras de coches, las pandillas juveniles y el rock & roll de finales de los 50.
En Zújar, aún haciendo referencia al musical, la trama varía, se adapta al terruño. Todo comienza con la bienvenida de Sandra (Sandy) que, en su vejez, regresa del exilio desde Estados Unidos a su pueblo natal, donde rememora su juventud y su llegada a California donde estudiaría (sorpresa) en el Rydell High School.... El flash back y el uso de escenas proyectadas con los actores dan vida a un musical que, en palabras de su director Carlos Martí es un homenaje a la pelicula (del que se cumple 35 años del rodaje) y al musical "Grease". Un musical que se ha traducido a numerosos idiomas y que ha sido representado en muchos países. El último montaje de "Grease, el musical" en España se estrenó el año pasado en Barcelona, como la anterior producción de 2006.
Y ahí están personajes como Sandy (Sandra), Danny, Rizzo o Fenchy, la música pegadiza de conocidas canciones, que han llenado de frescura las cálidas noches de agosto de Zújar.
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