viernes, 2 de julio de 2010

En homenaje a Saramago



El pasado 18 de junio moría José Saramago y, en cierta manera, su nombre ligado a Castril, siempre estará presente en nuestro Altiplano de Granada. Zújar, no podía estar al margen de esta gran figura de nuestro tiempo, porque aunque sus ideas radicales le habían granjeado muchos enemigos, independientemente de las ideas políticas que pueda seguir cada uno, todos coinciden en la integridad intelectual, en ese magistral arte que se encuentra en sus obras para escudriñar hasta el ultimo rincón de nuestra realidad. Su desencanto era el pilar de una crítica, a veces mordaz, pero siempre profunda, que podía cuestionar la realidad impuesta. Una de sus recomendaciones era que no debemos aceptar las cosas como son.

Su formación y experiencia, pues fue primero poeta y luego novelista, hizo de sus libros un referente cultural no sólo en Portugal sino también en España. Era un íbero íntegro. Aunque seguía escribiendo en portugués, vivía en España, cultivando la visión integradora peninsular desde la crítica hacia el poder y los privilegiados.

Todo el conjunto de su obra es un compendio de narrativa y estética, en una magistral conformación de sus personajes, que se adentra en el espiritu humano. Además, siempre ha sido uno de los pocos escritores verdaderamente comprometidos que aún quedaban con resonancias románticas. Por su prosa incisiva y poética, por su capacidad para captar las sutilizas de la condición humana, obtuvo el premio nobel de literatura en 1998.

Edición de "La balsa de piedra" en 2010 destinada a captar fondos tras el terremoto de Haití

Sus novelas son muy conocidas: "La balsa de piedra" (1986), "Ensayo sobre la ceguera" (1995), "Ensayo sobre la lucidez" (2004) o "El viaje del elefante" (2008), y muchas más. En el momento de su muerte estaba trabajando en su obra "Alabardas, alabardas, espingardas, espingardas" una reflexión sobre el tráfico de armas a lo largo de la historia. Alfaguara publicará "José Saramago en sus palabras", que de momento será la última obra del genio portugués, una especie de autoretrato en el que se incluye entrevistas, conferencias, etc.

Sus restos reposan en Lisboa en el Campo das Cebolas, junto a un olivo centenario procedente de Azinhaga, su aldea natal. En su lápida, heha por Pero Pinheiro, están grabadas unas palabras de su novela "Memorias del Convento", que se reproducen a continuación en su homenaje:

Mas nao subiu para as estelas
se à terra pertencia

Desde Zújar en homenaje a Saramago

1 comentario:

  1. precioso!!
    el homenaje tal y como tu lo describes deslumbra ya!!

    Aurora López Castaño

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