El Santo Ángel de Zújar con su rosca de pan al brazo
El pasado martes 2 de octubre, después
de un fin de semana de lluvias intensas, un día radiante albergó la
festividad del Santo Ángel, co-patrón de Zújar. Desde finales de
los 70 del siglo pasado, esta festividad sólo conservó un día, el
2 de octubre, trasladándose la feria que le sucedía, al mes de
agosto. Así, nuestra actual Feria de Agosto, que se celebra del 12
al 15 del mencionado mes, fue fruto de un traslado desde octubre, con
el fin de que pudieran disfrutar de ella la numerosa población
emigrante que, en el verano, acudía desde Cataluña, Madrid, el Levante o
desde cualquier lugar del mundo, y así potenciar el consumo en nuestro pueblo. Desde
entonces, la festividad del Santo Ángel quedó menguada, resistiendo
gracias a la numerosa participación popular en torno al tradicional
reparto de roscas.
Por la Calle Padrón
Este año, tras la misa celebrada a las
11 de la mañana, en la que intervino el Coro “Villa de Zújar”,
se inició la tradicional procesión del Ángel, exhibiendo
su enorme rosca colgada del brazo. La salida, desde la Iglesia, tuvo
lugar pasadas las 12 del mediodía, mientras un sol fuerte y picante
descendía esquivando los tejados de calles antiguas, mientras el
calor iba creciendo lentamente, al ritmo de los compases de la banda
de música de la ACVC de Zújar que acompañaba el paso de los
costaleros. Como de costumbre el recorrido se inició en la Plaza
Mayor para ascender por la Cuesta de las Campanas, mientras se
escuchaba la marcha “Virgen de los estudiantes”, para
posteriormente atravesar la Calle Mimbreras y entrar en el barrio de
El Lugar. Cuando el Ángel pisaba los adoquines de la Calle Padrón,
la banda tocaba “Esperanza Macarena” para volver sobre sus pasos
y sentir el sol en la cara por la Calle Jabalcón. Pasado el
Ayuntamiento, a la altura del antiguo Caño Cuartel, fueron los sones
de “Aniversario Macareno” los que volaban hacia los balcones
próximos. Con paso lento, cansino, pero sin pausa, la procesión
atravesó los barrios de Los Nogales y Barrio Nuevo hasta llegar a la
Cuesta del Molinillo, en cuyo descenso, la banda de música
interpretó “Amargura Coronada”. Al llegar a la Calle Molinillo,
la banda hubo de cortar la marcha procesional que había iniciado
(“Concha” para más señas) ante la algarabía y el tumulto que
se había organizado de manera espontánea, como todos los años,
ante los grandes canastos que rebosaban de roscas, a pesar que, este
año, había menos visitantes al coincidir la Fiesta del Ángel con
un día laborable.
Bordeando el barrio de Los Nogales, junto al Parque de la Almazara, con la Banda de Música y el Cerro Jabalcón como telón de fondo.
Y comenzó la vorágine de la rueda
infinita, o mejor dicho de la rosca sin fin. Porque los niños (y
algunos no tan niños) no paraban de dar vueltas a la Iglesia con tal
de volver a pasar ante los canastos y conseguir otro par de roscas,
hasta alcanzar un número considerable de ellas.
La festividad de los Santos Ángeles
Custodios o del Ángel de la Guarda, es una de las más antiguas de
Zújar que aún subsiste y que, probablemente, data desde finales del
siglo XVI. La noticia más antigua data de 1590, cuando la población
de Zújar emite un voto a favor de la protección del Ángel. Desde
sus inicios, la devoción al Santo Ángel estuvo unida a la búsqueda
de protección, contra la muerte, la miseria, el hambre, la
violencia, las epidemias, las sequías y catástrofes de toda índole.
Dentro del catálogo de desastres uno de los más importantes fue el
de la plaga de langostas. En este sentido, en 1634, ante la llegada
de la langosta y el peligro que suponía para las cosechas, el pueblo
de Zújar se encomendó a sus santos patronos a saber: la Virgen de
la Cabeza, el Santo Ángel y San Roque. Fue este el origen del
reparto de la rosca del Ángel, como símbolo de solidaridad comunal
ante las desgracias de sequías y plagas que menguaban las cosechas,
y como acto de caridad para asegurar que niños y forasteros pudieran
paliar los efectos de la escasez.
Desde entonces, cada 2 de octubre, en
la festividad del Ángel, en Zújar se reparten roscas de pan a todos
los asistentes. Desaparecida la antigua Hermandad del Ángel, es el
Ayuntamiento el encargado de recoger los donativos para sufragar los
gastos de las roscas. Hasta los años 70 del siglo XX, estos
donativos se hacían, sobre todo, en trigo. En la actualidad el
domingo anterior al 2 de octubre, un grupo de personas pasan de casa
en casa solicitando la voluntad de los vecinos. En los años en los
que no se llega a recoger donativos suficientes, el Ayuntamiento
sufraga la diferencia.
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